Dedicación y entrega. Estas son algunas de las cualidades que describen a Jorge Borrero Miranda, voluntario de la Seccional Atlántico que durante más de 50 años ha puesto al servicio de los atlanticenses y colombianos su conocimiento, pese a las adversidades.
La Cruz Roja ha sido su hogar desde que se consagró en la primera promoción de la Agrupación de Juventud –en el año 1964– y con el pasar del tiempo se convirtió en trabajador de la Institución.
Su trabajo no solo se limitó a la Seccional Atlántico, también fue colaborador del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), donde trabajó por 20 años en pro de ayudar y aliviar el sufrimiento de las víctimas del conflicto armado en zonas rurales del país, convirtiéndose en ejemplo de servicio, compromiso y pasión.
“Una de las razones que me mantiene motivado a seguir firme y leal a esta misión es el deseo de ayudar a las personas que lo necesitan en momentos de adversidad y que solo les queda la esperanza para continuar en la lucha por sobreponerse ante esas situaciones difíciles”, contó Borrero en tono sereno.
A lo largo del camino, asegura haber vivido situaciones “gratificantes”, como los momentos de hermandad con sus compañeros de voluntariado y el restablecimiento de vínculos familiares, que le permitieron ver cómo el dolor de madres, hermanos e hijos se desvanecía al reencontrarse con sus seres queridos.
Sin embargo, su mayor logro ha sido recibir el reconocimiento “Honor y perseverancia toda una vida”, otorgado a aquellos voluntarios que han dedicado un número significativo de años a la institución, aportando su conocimiento y disposición al servicio de la labor humanitaria. “Saber que se valora el compromiso mantenido a lo largo de los años es una motivación constante, por eso a las nuevas generaciones las animo a seguir ayudando sin esperar ninguna recompensa, solo la satisfacción de haber hecho el bien y de irse a dormir con esa certeza, eso es algo que no se debe perder”, expresó Borrero.
Pero no todo ha sido felicidad. Jorge mencionó que también ha tenido que vivir experiencias amargas.
“Recuerdo a una señora que llegó y me contó que su hijo tenía más de 25 años desaparecido, y que seguramente estaba muerto. Me contó todo, la vi llorar por dos horas y al final solo me dio las gracias por escucharla, ya que en su casa no podía expresar sus sentimientos y se fue. Ese día ha sido el más duro de todos los que he vivido, y eso que he visto cadáveres, desplazamientos forzados y muchos tipos de sufrimiento, pero el de esa señora es el que más me ha marcado”, manifestó Jorge.
Cabe destacar, que en su trayectoria en la institución no han sido en vano, ha adquirido mucha experiencia y conocimiento que le han permitido ser referente de Doctrina Institucional a nivel nacional.
Noble e incondicional
Cecilia Orozco Vivero, secretaria ejecutiva de la Seccional Atlántico, quien conoce a Jorge desde hace más de 40 años, lo percibe como una persona centrada, inteligente, reconocida a nivel nacional por su trayectoria y su amplio conocimiento en Doctrina y en la Cruz Roja en general. “Desde que lo conozco, ha sido excelente, muy correcto, amable, sociable, dedicado a su labor y me parece que es un modelo a seguir para los voluntarios”, sostuvo.
Con su experiencia y trayectoria, Jorge nos demuestra que somos capaces de trabajar por nuestros sueños, que es posible transformar nuestras aspiraciones en realidades y es una inspiración para todos los que buscan cumplir su propósito.
Su dedicación y esfuerzo constante son un claro ejemplo de que, a pesar de lo difícil que puede ser el camino, es posible alcanzar metas significativas.
POR SHARON HERRERA DÍAZ
FOTOS. CORTESÍA Y SHARON HERRERA