En el marco del proyecto Resiliencia Ante Inundaciones ejecutado por la Cruz Roja Colombiana Seccional Atlántico en asocio con Z Zurich Foundation, se llevó a cabo una jornada de recolección de más de cuatro mil semillas de especies de mangles en la Ciénaga de Mallorquín.
Lo anterior, tuvo como fin iniciar el proceso de funcionamiento del vivero agroforestal en el terreno La Concepción, en el barrio Las Flores, para brindar reparación y protección a través de la conservación, restauración y gestión sostenible de los ecosistemas de manglares de la ciénaga.

Para lograr estos resultados, se ha realizado un proceso de articulación con la Corporación Autónoma Regional (CRA), la fundación y un equipo de 27 voluntarios de la institución, para la siembra de semillas de especies de mangles y su posterior replante de las plántulas en las áreas del ecosistema manglar.
La comunidad de los sectores Villa del Mar y La Playita, en el corregimiento La Playa, ha jugado un papel fundamental para el desarrollo del proyecto, ya que gracias a su disposición y conocimiento podemos generar un impacto positivo y trasformador en ellas, así como mayor capacidad de reacción ante escenarios de emergencias por inundaciones.
Euclides Carpio, líder comunitario, explicó que el ejercicio de recolectar y sembrar semillas permite que el ecosistema de la ciénaga se mantenga equilibrado dado a las características que tiene como la producción de oxígeno.

“Una plántula puede producir oxígeno para 60 personas aproximadamente, cristaliza el agua, controla la erosión, es un rompevientos y sirve para proteger a la comunidad que vive alrededor de la ciénaga”, sostuvo Carpio, quien se dedica a este oficio desde hace más de 40 años.
A su turno, la voluntaria Valeria Gutiérrez, manifestó que esta actividad fue una oportunidad para continuar su proceso de formación donde tuvo la oportunidad de aprender sobre la medición y parámetros del agua.
“Pude ver las diferentes especies de mangle que tenemos, identificar el estado del agua, su salinidad y características. Además, era mi primera vez usando botas de goma en un ecosistema fangoso, lo que hizo más divertido el proceso”, indicó.

Finalmente, es importante destacar que, con este proyecto se ha logrado impactar positivamente a más de 12 mil personas en el Atlántico con capacitaciones, insumos y equipos tales como sistemas de alarma comunitaria y kits de respuesta ante inundaciones.
POR MARÍA JOSÉ BORRERO ARIZA FOTOS. MARÍA JOSÉ BORRERO

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